Maceio
Escribo esto mientras veo en lo que me he convertido, y necesito hacerlo sin ser juzgado por mis actos pasados, y no tan pasados.
Con el corazón acelerado, por la vergüenza que siento a la vez que no noto ningún cambio, escribo con la mano izquierda temblorosa por la decisión que he tomado, después de tanto tiempo sin escribir debido a la adición que sujeta mi derecha. Música, oscuridad y un poético silencio en mi boca desaparece con el estremecedor ruido en las palabras.
El parasitismo pesa, la dejadez replica, la vida social crea soledad, y el amor desenamora. La monotonía se apodera de la escena hora tras hora; mismos compromisos, mismas fechorías, muchas verdades pero muchas mentiras, impresiona en lo que se ha convertido mi día, y sorprende en lo que se ha convertido mi noche, ¿És feliz el que más luce? O es feliz el que a mas penas seduce? No obstante, no tengo ni idea de hacia donde nos conduce, es pedir mucho ser feliz con poco achucho, independientemente de los orígenes a los cuales damos nombre, en busca de un estado pobre, ricos se hacen mis capítulos de cobre, ya se que tu no pero yo aun me puedo considerar hombre, a diferencia de muchos que callados obedecen desahogándose en los inferiores, como tu y como yo, para qué mentirles, parecen mandriles, sin pretender herirles.
Soy firme a mi estigma, y eso me hace noble, soy fiel a mi cerezón, hasta cuando pierdo el control, me desentiendo de mi auto control, no busco nada solo estar solo, en mi paraíso pirata. Lamentablemente no os puedo contar como es, aunque supongo que dais por sentado que es imposible de describir o de encontrar, solo existe un modo de conectar con él, conmigo; aceptando mis premisas de vivir para sentir, y no para morir.
123. Uno, dos, tres.
Tendré que hacer esto otra vez.
123. Uno, dos, tres.
Tendré que hacer esto otra vez.