A veces


A veces la vida nos enseña que las pequeñas cosas marcan la diferencia. A veces mirar al cielo con esperanza es el mejor consuelo posible; mejor que un abrazo maternal o un beso de enamorado. 
A veces, y solo a veces nos faltan palabras para describir lo que sentimos y nos sobran para mostrarlo.

Quererse a uno mismo no es egoísmo, es saber que la vida es un regalo que no hay que desaprovechar, un camino lleno de oportunidades que hay que recoger siempre con el corazón, no con la mano.

Paso a paso, con seguridad hallarás las verdades que reflejan tus miedos, tu inquietud originada en el mas profundo desconocimiento de tu tesis cerebral.

Pero si me lo permites, déjame darte un consejo, solo uno, y te aseguro que jamas vas a volver a ver el día a día con monotonía: - Vive y deja vivir, no dejes nada para las reencarnaciones, lo que eres fuiste y serás, se tu mismo sin pisar a nadie, simplemente tú, el único e inigualable. 

Así, te darás cuenta de que tu vida, ese obsequio de la naturaleza paternal, es solo tuyo y de aquellos con los que desees compartirla.

No lo niego, el camino no será fácil, y posiblemente tropieces varias veces, e incluso con la misma piedra pero e ahí la gracia! En el fallo se encuentra nuestra esencia humana, pura y real, que al fin y al cabo, es de la pasta con la que se nos hizo.


No lo sé, a veces me da por pensar, quizás demasiado, aunque el saber no ocupe lugar.
Me resulta difícil aparentar ser un tipo formal en este mundo de almas alocadas cuando el poeta, el encargado de dar vida a las verdades, es el primero que tuvo que poner su cabeza bajo la guillotina de la sociedad zombie caprichosa.

Una noche mas bajo el fuego de la indiferencia.