Lose Yourself


Todos los caminos llevan a Roma, o al menos, eso me han contado.

Aun así, sabiendo que la dicha procedía de una fuente fiable, necesitaba comprobarlo, necesitaba dejarme caer para reaparecer en la ciudad donde se escribió prólogo de la humanidad.

Desperté colgando en el abismo, recubierto en cartón, protector, acogedor, acondicionado de calor, de necesidades inmateriales que no me permitían ver el exterior, que refleja el interior de mi alma marchita llena de rocío urbanizado y capital manchado.

Así que volé, escapé para dejarme atrapar por la ciudad de los sueños, la metrópoli encajada en la linea del metro evolutiva, más conocida como cultura.
Donde todo son ruinas llenas de caricias y sudor, de lágrimas y marginación, de todos aquellos que no pudieron levantarse y mirar al sol.

A pesar de todo, la balanza de la vida equilibra, y esos mismos fueron los que durmieron con torticolis eternamente con la mente llena de fotogramas artísticos cargados de expresión, de verdades.

No podían dejar pasar la oportunidad de escribir su fábula, de remarcar los acontecimientos relevantes, y sobretodo de no permitir jamás la desaparición de su moraleja:

“No por ser más fuerte serás mas poderoso.”

Porque el tesoro es la libertad y el cofre es la mente, y las monedas las obras y las joyas mera apariencia. Escribir por escribir no es elegir aquello que decir, es hacer tributo a los dictadores con lo que quieren oír.

Así de claro.
Dejarse explotar para explorar,
dejarse marchar para machacar.

Dejarse llevar para soportar, el paso monótono de la existencia matinal de cada día, de cada ida.

Vivir para perderse,
Perderse para encontrarse.