Cerezón


Dos tus, dos yo. Un reflejo de mi constante anatomía caduca. Unos ideales a prueba de balas.

¿Qué es?, ¿quién soy?. ¿Qué aparento ser en mi yo interior? Y sobretodo, ¿qué pretendo ocultar en mi oscuro corazón?…
Controlador de pistas sentimentales, de golpes inesperados, de subidones adrenalinados. de rescates con alas endemoniadas.

De tu a tu, de you a you. De globalidad en reflexiones cambiantes, paganas o aceptables. Maybe, de lloradas constantes y rabietas lamentables.
Aguanta, aguanta! Que no decaiga la fuerza que te halaga! Mantened el rumbo decían, mantenedlo vosotros!, atletas sin futuro, mientras que yo soy feliz por no ganar un duro. Es sincero, si, es triste pero ameno, como diría mi amado Canserbero: – Tu vida es una película qua ahorita comienza, así que luces, cámara y acción!
– Sácale fuego a tu rápida improvisación, mira pa delante y hazlo con determinación, pensando lo necesario para no ponerse cara al sol pero a su vez no quemarte de aburrimiento en el cerrazón.

Corazón, que eres bruma, sombra y penumbra, mi dulce partitura, donde escribo relatos con rudimentarios aparatos anatómicos tratados como puños.
Es mi cuerpo, mi hoja en blanco, desde la punta de los dedos hasta lo mas alto, de la copa neuronal, explotada hasta marchitar de tanto exceso por las órdenes del capataz evolutivo.

Describo, inspiro y expiro, motivo, a niños y prodijios, a luces y sonidos, a amores y enemigos. pero eso si, sigo siendo el mismo, el unico y incompresible, anormalmente impredecible, cambiante y desorbitadamente hippy, digo, happy.

Gracias cerezón por estar dentro de mi, allí, en lo mas profundo de mi frenesí, de mi yo, de mi todo, mi conjunto brumoso que esputa sin escrúpulos la verdad que vive.