Love in Zanzibar
Muero en vida.
Me descompongo como Superman en Kryptonita, rodeado en las Maldivas, de vientos fuertes y huracanados que pretenden acabar con este “criajo”. – Das asco! me sueltan, como daga en el pecho que traviesa una enamorada sin cabeza antes de caer por la presa, de la vida, del camino a la vigilia de tu anilla, que rodea tu dedo sin pretensión ninguna, pero que luego le retiran a la primera que la espicha.
Me remuevo, creando una capa de pieles, que proceden de los fieles que apoyan la causa sin despecho, solamente para joder, pinchar o hasta llegar a provocar un lloro por tu libertad.
Tranquila, no temas al tonto que tontea por tanta tontería, no le ignores, no, no le des la espalda mientras lo miras y llevas su sinceridad a la ruina, que al menos equilibra todo aquello que maquillas con personajes y mentiras ante la cruda realidad, vas fatal, te lo digo de verdad, de ya de sufrir, hazlo con sinceridad.
Hermana. No te rías de las condiciones que puso nuestro amado padre antes de partir hacia su destino en la partida del devenir. De incesantes creces que pretendes adquirir antes de morir ¿pretendes escribir? Todo aquello que no has callado ahora que te vas del Guadalquivir.
Desciendes por el cabal, tropical, te separas del canal que nos creo por tu ambición oscura y llena de amargura, de ganas por seguir siendo una prostituta en la integridad y la desdicha de la posguerra ya vivida en aquellos tiempos de fallida, de falta de ganas por pasar pagina, que encima esta vacía. Joder. Que lento se me hace no parar de repetir la definición del frenesí.
Y con esto aun no hacemos nada, solo andamos esperando un futuro con atraco a mano armada que nos realce en el hecho de que somos reales y no podemos esperar, a cambiar, todo aquello a que nos cuesta renunciar. A esas muestras de afecto de realidad virtual, que no llegan a alcanzar algo por lo que luchar.
Ya mañana lo hará dice cada día, el quemado gotamita que sueña con ser Batman, y tener una razón por lo que luchar y salir cada noche a respirar.
