South of heaven's


Mi grito rompió la barrera del ultra sonido, un destello arruino mi juventud, una amargura madura destripo mis sueños, la cual, solo me dio la opción de morir ahogado en mi propio nicho de desechos.

Necesitaba escapar, correr hasta reventar. Un viejo amigo me dijo que le hiciera caso a mi corazón, este suplico para que volviera a un lugar al que añoro pero al que nunca he estado.
Un limbo lleno de ángeles caídos, un lugar llamado infierno que para mi no responde a ese significado.
El verdadero, el único, el auténtico, esta allí. Aguarda bajo las apariencias más cautivadoras del reino, un lugar tétrico, solaz, inimaginable, imposible de contar mediante el habla a no ser que ya hayas estado. Una fortaleza sometida al yugo de la incoherencia, que azota con el látigo de la indiferencia. Y duele, demasiado para seguir contándolo.

Aun así, lo haré; necesito hacer el esfuerzo, como Valerie en aquel 5 de noviembre pasado por agua.
Tengo la necesidad de vomitar letras manchadas de sangre, de odio, de rabia… Para defenderme ante la amenaza y la sumisión, atado en cadenas de hierro forjado soldadas a los cráneos blanquecinos y polvorosos de los caídos sin justicia.

Y todo por no querer hacer las cosas bien, por no querer hacer las cosas como es debido… Te clavan la mirada sin darse cuenta, de que en realidad te apuntan al corazón.
– La sudor en la frente no es suficiente excusa.
Aunque para ti, es lo único que te queda. Un cuerpo marchito, desplumado, vacío. Que gotea por el lagrimal y los poros secos todo aquello que no supieron aprovechar, solamente arrebatar. Sin remordimientos al acabar.

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