Locked mind
4.15 AM
Me despierto tumbado en el sofá, como de costumbre. La casa está a oscuras, como siempre. Me incorporo pensando en que ya me visto en estas, y sinceramente no me causa ninguna tipo de remordimiento.
De repente, una luz cegadora procedente del exterior alumbra mi salón. Deduzco que es un rayo, lo ignoro completamente.
Me levanto, cojo el albornoz agujereado, me lo pongo y me tumbo otra vez en el sofá. Mañana por la mañana seguiré escribiendo, o bueno, a quien voy a engañar, a seguir diciendo que lo haré.
Miro hacia el techo, hay una gotera. Decido ir a la cocina a por un cubo. Aprovecho para coger la caja de pastillas para la ansiedad. - Suelto una sonrisa pensando en la razón por la cual me las tomo inútilmente.
Me voy de vuelta al sofá cuando de repente, otro rayo alumbra en mis ventanas. Ya va siendo hora de abrir las luces y cerrar las cortinas, al menos algunas.
Un impulso me hace abrir la puerta. Salgo al porcho de la casa de madera, y me siento en la silla balancín situada a mi derecha. Coloco mis brazos en el apoya brazos, como su propio nombre indica, y cierro los ojos. Desconecto unos míseros segundos hasta que me despierto por un alborotador trueno. Está empezando a entrar agua, es mejor que vaya para dentro. - pienso adormilado.
Cierro la puerta con llave y me quedo frente a las escaleras; es demasiado pronto para ir a la cama, me autoconvenzo para volver a mi fiel amigo el sofá.
Cojo una manta, me la pongo sobre mis hombros, y esta vez me quedo sentado en él, frente a la chimenea la cual está apagada.
Está empezando a llover cada vez más. Bajo la mirada, observo el paquete de cigarrillos y las pastillas. Aunque me cuesta me decanto por las pastillas. Me tomo 3 y me tumbo.
- Hay una gotera en el te...
5.42 AM
El alborotador sonido de un anuncio televisivo me despierta. Qué raro, no recuerdo haberla encendido. Acto seguido, veo a mi perro Blacky con el mando. Aunque soy muy escéptico, me quedo más tranquilo.
Me incorporo despeinado y legañoso, he perdido la noción del tiempo. vuelvo a mirar encima de la mesa, ese paquete de nicotina me llama, aunque me prometí que no lo tocaría cuando estoy en fase creativa. - Por llamarlo de alguna forma.
Decido revisar mi contestador: Sin llamadas ni mensajes. Al girarme me fijo en la hora. Las 5:50, qué temprano es. - Me autoconvenzco otra vez.
Mi instinto me anima a volver al sofá, por otra parte, mis patéticas ganas por sacarle partido a la noche me incitan a sentarme en la mesa. Apoyo mi codo en ella con aires artísticos. Lamentable.
Me fijo en mi libreta de ideas, decido echarle un ojo. Me concentro para leer mi mareada letra de cuando se me ocurre una idea mientras duermo.
El sonido de la tormenta no me permite oír mi lectura interna. Me canso de intentarlo y vuelvo al sofá.
Mi perro me mira desconcertado. Pobre, es el único que aún confía en mí como escritor. - Refiriéndome indirectamente a mi mujer y a mi editor, los cuales me han abandonado.
Vuelvo a revisar el teléfono: Sin llamadas ni mensajes reseñables. Rápidamente lo cojo y lo estampo contra el suelo. Qué irónico!, es lo mismo que estoy haciendo con mi carrera.
De repente un atronado golpe suena en el piso de arriba. Miro a mi perro, el cual me observa inocentemente. Me planteo subir a ver que pasa.
Me pongo las zapatillas, e intento subir por las prominentes escaleras de madera.
La forma en que me manejo me hace pensar que he tomado de más. aunque no recuerdo de qué.
Con esfuerzo consigo superar los veinte escalones, cuando de repente las luces se apagan.
- Acerca de Locked mind: para hacer este relato ambientado piloto me he basado un poco en el argumento de la película La ventana secreta, la cual es una de mis películas preferidas. Como siempre, cuando hago utilizo ciertos aspectos de alguna obra, siempre sitúo detalles de esta, para demostrar que no me estoy aprovechando de esta simplemente inspirando positivamente para mi crecimiento personal.